jueves, 9 de diciembre de 2010

CRECIENDO CON LA HIERBA

I
Pudo ser.
pero estaba la espina,
eterna enemiga de la rosa.
Y sola, sin orillas,
la perdida corola de mi sueño.

Y fue.
En aquel pliegue triste
de mi sangre
donde, pálida quedó la sonrisa
que se hizo hielo
sobre su pecho ausente.

Obediente la rosa a su destino,
tuvo que ir mostrando
el candor de su rostro.

Te quemará el amor los huesos.
Niña del Aire!
Paloma del amanecer!
Ya que sólo en la sangre despierta
estará el germen creador defendido.

No caerá por eso
la estrella de tu mano.
Ligaduras humanas no detienen
tu rostro, ya salvado en mil edades.

Esbelta, en tu talle de ángel,
un río es la sangre de tus venas.
Agua que trae y que lleva
la quebrada raíz de la sombra.

Tus dedos nunca sabrán
rescatar el ademán que va perdido.
¿Qué semilla no encontró surco en tu mano,
ni inmaculado nido
en el hueco de tu rodilla?

Ningún camino aparta al cielo de su cielo.
Todo te alza a la altura de tu llaga.
Conmigo. Contigo. Sola.
Atada va la sangre
a raíces que no entiende.

II
Ya ves cómo
mi pecho ilumina
una verdad tremenda.
Los ángeles que pasean por mi sangre
son ángeles rebeldes.

Y me humilla tu rostro atado
y tu corazón cerrado
por un mandato de siervos.

Cuando yo oí me dijeron:
Pequeña: No le niegues al amor tu cara.
Sólo así tu flor tendrá polen
y flotará libre,
goteando muchedumbres,
tu cara creciendo con la hierba.

Distintos son los rumbos de la carne
y sólo el viento salvará
a tu pie, que en la ceniza
quedó extraviado. . .

Criatura de mi amor!
Sólo cuando el fuego
te lleve hasta mi grito,
recuperarás intacta
la espiga que dentro
de tu piel madura.

Fuera necesario morirme y no quererte.
Golpearme la espalda
y atar mi lengua
para no decirte
que están llorando en ti los brotes
y detenidos los arroyos,
porque le niegas al surco
lo que es del surco.

III
Me oyes!
¿Me estás oyendo lo que te digo yo?
La que quisiera detener el canto
y dejar que la muerte decorara
hasta mi desnudo vientre.

Antes de mirarte de tan lejos,
desde donde
hay un planeta que se quiebra
entre mis dedos.

Y no pude decirte más.
Me dolían todas mis marcas.
Y sin saberlo, empecé a despedirme,
a despegarme
de los resabios de mis pies,
por tus mismas palabras.
De repente, algo fue distinto.
Ni tú te llamaste tú
ni yo me llamaba yo.

El barro crecido
nos unía y separaba
en mil anillos
de diferente edad.

Hubiera querido amarrarme a ti
y no preguntarte nada.
Dejar inconclusa
la vid que conmigo crece.
Pero había, entre nosotros dos,
una espada arisca,
que no me lo permitió!

La palabra iba suelta
en el aire,
indestructible
dentro de mi llanto.

Es tan fácil herirme,
que un pequeño ruido
de cristal lo logra.
Basta que tu inmóvil
faz se mueva.
Y no me sientas subir,
estremecerme
con los ojos cerrados.

Reemplazar quisiera esta sangre
por otra sangre que te tocara las raíces,
y te dejara desnudo mi ramo de huesos
limpios
de todo lo que no fuera
una inocente corteza
que acatara tu latido.

IV
Despacio,
que está madurándose
la criatura de espuma
que se queja en mi entraña.

Copo a copo
voy cubriendo
de alta atmósfera
lo que vivirá,
aún detrás de la muerte.

La urgencia de mi paso
es un puro símbolo
-nada es mío-
una flecha me curva
dentro de tu amor.

¿No sientes deshojarse
pétalos dentro de mis sienes?
¿No sientes que mis manos
te adelantan la rosa,
el aroma y el tacto?

Y que mi sueño
es una arteria abierta
que calcina al gusano.
Y que precisas otro nombre
para encontrarte
con la sonrisa
de tu primer niñez.

Era eso lo que me faltaba decirte,
antes que tu amor
la boca me consuma.

Hablarte
de este doble vivir
en la noche y la trasnoche
de una sollozante bruma.

Nunca esperes que te traiga
una espina en la mano.
Para venir y para buscarte,
ya había dejado
todos los abrojos.

Flota en la luz de mi relámpago!
No olvides
que el paso frágil
de un milagro rápido huye.
Y que la vida que te pido,
no es tu vida,
sino que la copiosa,
inagotable.
La inmortal vida.

Buscando
voy dentro de tu fondo
al árbol que te viste
y te abraza y te estrecha.
y tal vez hasta te separa
de tu mejor forma.


Suarez, Clementina (1988) antología Con mis versos saludo a las generaciones futuras
Andino, A. (2010) Apreciación Literaria UNITEC, Honduras 

LA ENTREVISTA FINAL

En una entrevista hecha por Roberto Sosa a Clementina sobre la critica literaria en Honduras, comentaba que al no haber una política cultural bien planeada y organizada, todo marcha con grandes deficiencias, Creía que se podía pedir al Gobierno y a los mismos artistas, que fueran un poco más consecuentes en relación a su trabajo ya que ellos mismos son los que tienen que ir dando la pauta para encontrar en ello mismos la crítica de su obra.
Clementina era del pensar que ocasionalmente los suplementos de los diarios, algunos artículos de revistas hacían crítica. Pero que dentro de nuestras condiciones era muy difícil que alguien se dedicará a la crítica porque hay montada una labor de mutuos elogios. Una debilidad es la de ser individualistas; no trabajamos los artistas en comunidad, y esa actitud nos aísla de toda realidad.
El Poeta Sosa le preguntaba en su entrevista a esa connotada escritora a su juicio quienes eran los escritores y poetas hondureños, de las diferentes épocas más relevantes. Haciendo un recuento de lo leído manifestaba, con toda claridad, creo que Alfonso Guillén Zelaya, Ramón Amaya Amador, Medardo Mejía, Froylán Turcios, Juan Ramón Molina, fueron escritores que fomentaron nuestras inquietudes y que tenían los ojos puestos en una nueva patria.
Al referirse a los escritores extranjeros que más han influido en la formación de los escritores hondureños, la Poeta era del pensar que los que lograron despertar conciencia y estar completamente claros en que su obra tenía que tener los ojos puestos en la realidad de su pueblo fueron Pablo Neruda, Cesar Vallejo, Miguel Ángel Asturias entre otros.
Sobre los escritores que viven de su trabajo Clementina pensaba que ninguno, ya que algunos escritores, comentaba, escriben algunos artículos en los diarios pero pésimamente remunerados, y que jamás sería posible vivir con ello. Con lo que los Escritores y Poetas logran defenderse, es con la docencia en Los Colegios y Universidades,; los demás deambulan de un lado a otro buscando acomodo, en las más difíciles condiciones.
En cuanto al periodo más importante en la historia literaria de Honduras consideraba que todos los días se avanza aunque lentamente y nos concretamos con fuentes ascendentes y renovadoras del mundo entero. Por lo menos ahora el escritor esta teniendo un sentido más universal.
Finalmente le contaba al Poeta Roberto Sosa que creía que el grado de estimación del público a sus Poetas Y escritores era afectivo. Y el escritor o poeta se debía sentir compensado con cariño.

Pineda de Gálvez, Ada Luz. (1998) Honduras: Mujer y Poesía/Antología de Poesía Escrita por Mujeres 1865 – 1998 Editorial Guardabarranco
Andino, A. (2010) Apreciación Literaria UNITEC, Honduras

CANCIÓN MARINA SIN ESPUMA

Hoy,
si acaso el mar existiera
el mar sería un río negro.
Hoy cuando yo digo mar
es como si dijera sangre.
Anudados en mi garganta
tengo collares de sal.
Ya todas las olas saben
que mi llanto bajó al mar.
Aguas en mareas altas,
galopando por los aires.
Aguas claras, claras aguas,
¡si me lavaran el mal!
Quebrándose en tus espaldas
están todos  mis paisajes.
Copiándome estrellas negras
están espejos cobardes.
¡Ay! Cómo bien quisiera
hundirme en tu pleamar.
Arrancar clavos de sangre
en una espalda del mar.

Biografía: Clementina Suarez (2010, mayo 9) La Tribuna Cultural
Andino, A. (2010) Apreciación Literaria UNITEC,  Honduras

EL TIEMPO

El tiempo ha pasado sobre mi cuerpo
y ha hecho que mis tobillos pierdan toda su gracia
 y los pasos se vuelvan lentos e indecisos,
que los días, las horas, vayan cerrando mis rutas
y que sonámbula, me dejen transitado sola
en la sombra, sin horizonte,
mirando con ojos que son dos espejos turbios.
Lenta, pero armoniosamente envejezco;
más tarde, más temprano todo naufraga,
sin sentirlo se va cambiando de hábitos
la cabeza descansa en la almohada
y en el lecho se acurruca el cuerpo vencido.
La agilidad de gacela es sólo un recuerdo
en el zapato vacío a la orilla de la cama.
Pero algo guardo dentro y fuera de mí.
El tiempo, oh Dios, ha respetado
mi alegría de vivir,
mi sueño y mi encanto.

Biografía: Clementina Suarez (2010, mayo 9) La Tribuna Cultural
Andino, A. (2010) Apreciación Literaria; UNITEC,Honduras

AL PIE DE TU VENTANA

Me acerqué silenciosa, temblando a tu ventana
sin odios, sin rencores, sin penas ni rencillas.
Llamé toda la noche y la luz de la mañana
me sorprendió frente a ella, cansada, de rodillas.
Vanas fueron mis súplicas e inútil fue mi llanto
y sin resentimientos de tu alma me alejé.
Me abracé a la mañana y en su luz mi quebranto
con lágrimas dolientes por siempre sepulté.
Te quedaste solo, porque jamás quisiste
descifrar lo que en el alma de la mujer existe,
y yo seguí mi camino, tras la estrella lejana
que enfila mi existencia por caminos floridos…
Ya no oirás más lamentos, ya no oirás más quejidos
ni súplicas, ni llantos al pie de tu ventana. 
Tardé mucho en saber lo que era patria
Mírase en la Patria el hombre
¿O sólo busca testimonio de su rostro en ella?
Dicen que solamente ella escuda
y gotea victoria o vencimiento en nuestras venas.
Que en todo ir y venir su tierra y su agua
se nos pone enfrente.
Como si solamente debajo de su patio
los cuchillos adversos no pudieran herirnos.
Esto todo es mentira. La patria se va recorriendo despacio,
Descubriendo con cuidado, y una vez adquirida
Ya no está jamás lejana,
Ni se gasta y compone a nuestro antojo.
Esa no puede destruirse, porque ya está totalmente construida
y no debe su grandeza a los mitos groseros de la especie.
Tardé mucho en saber lo que era Patria
los rencores abrían y cerraban mis ojos.
Esclavitud y libertad eran los nombres,
en que mi inédito pecho caía de bruces.
Hoy solamente sé que habitas donde yo habito
y que nada te desclava,
que eres la mordedura con que sufro y gozo
donde recojo mensajes y deshojo calendarios
para afirmar que existes y que debes existir
como yo quiero que existías, entre sal y miel,
sudor y sangre.
Ya para entonces, si es que hay entonces,
camino adelante tal vez regrese
y nuevamente atraviese Patria
las aguas de tu puente.

Biografía: Clementina Suarez (2010, mayo 9) La Tribuna Cultural
Andino, A. (2010) Apreciación Literaria; UNITEC, Honduras

Bibliográfia

-Gold, Janet (1982) Clementina Suarez: Su lugar en la Galería de Mujeres Extraordinarias editorial talleres Tipo-litográficos

-Gold, Janet. (2001) Retrato en el Espejo, Una biografía de Clementina Suarez
-Umaña, Helen (2010) Vida y Obra de Clementina Suarez

-Suarez, Clementina (1988) antología Con mis versos saludo a las generaciones futuras

-Argueta, Mario(1993) Diccionario Crítico de Obras Literarias , (Primera edición) Editorial Guaymuras pag 49,52,53

-José González (2004/2001) Diccionario de Literatos Hondureños (2 Edición) Editorial Guaymuras

-Morazán, Miguel (2004) Clementina Suarez extraído el 3 de diciembre, 2010 de http://www.rotarytegucigalpasur.org/el_edificio.htm

-Pineda de Gálvez, Ada Luz. (1998) Honduras: Mujer y Poesía/Antología de Poesía Escrita por Mujeres 1865 – 1998 Editorial Guardabarranco

-Suarez, Clementina (1930) Corazón Sangrante (Primera Edición)

-Biografía: Clementina Suarez (2010, mayo 9) La Tribuna Cultural -Paredes, Rigoberto; Armijo,Roberto (1990) Antología Poesía Contemporánea de Centroamérica


Andino,A (2010) Apreciación Literaria; UNITEC, Honduras

Los Artista Plásticos la Retratan

Dem- Oleo Francisco Zúniga (Costa Rica)



Acuarela Francisco Amishetti (Costa Rica)




Dibujo Roberto de la Cea (México)

Oleo Fernando Lecil (México)


Oleo Miguel Angel Ruiz (Honduras)


Oleo Jorge Gonzales Camaren (México)

Oleo Esteban Valderranza (Cuba)

Oleo Bengan Gomes (Honduras)


Oleo Carlos Garay (Honduras)



Dibujo Coloreado Laura (México)





Gold, Janet (1982) Clementina Suarez: Su lugar en la Galería de Mujeres Extraordinarias
Andino, A(2010) Apreciación Literaria; UNITEC, Honduras 

La Controversia

Casada con el famoso pintor y escultor José Mejía Vides, Clementina Suárez es uno de los nombres fundamentales de la poesía hondureña de vanguardia.
Clementina Suárez nació en 1903, fue una Bohemia apasionada de los cafés,. Desde muy niña se habituó a ir donde quería y hacer lo que le pareciera. No le molestaba ser la única mujer que frecuentaba el estanco de "Mamá llaca" en el Barrio La Ronda de Tegucigalpa.
Fue una mujer que adoraba la compañía de los hombres en todas las formas, le encantaba estar rodeada de talentos, energía e ideas. De hecho la educación de Clementina era la gente.
A Clementina Suárez se le llamo la "Mujer Nueva" de Honduras. Vestía pantalones cortos y traje de baño; celebraba su cuerpo no sólo en su vida sino también en su poesía. Fue liberada, independiente y franca. Tegucigalpa se escandalizó y se intrigó por ella. Y aunque ella fue la primera mujer que publicó un libro en Honduras, la gente se interesaba más por sus amantes que por su poesía.(Janeth N. Gold).
Participó con pasión en la vida bohemia de los cafés de la capital. Adoraba la compañía de los hombres en todas las formas. Fue llamada la Mujer Nueva de Honduras. En diciembre de 1991 la delincuencia se ensañó con esta noble Poeta. El Poeta Roberto Sosa le hizo su última entrevista.
Mujer y Poeta. O para ser más cabales con su indivisible condición humana: Mujer Poeta. Clementina Suárez es así: Mujer por la gracia de su sexo, el cual ha sabido enaltecer a niveles muy por encima del consabido muérgano; y Poeta por destinación inclaudicable, la única en su género que ha logrado aquí, hasta hoy, ejercer tal oficio con suficiente propiedad y transcendencia.
Si hubiera una sola palabra para extraer su dilatada trayectoria vital, yo propondría: intensidad hasta la última gota de luz que fuera posible. Por eso, Clementina Suárez le ha profesado al tiempo la más legitima de las lealtades: la autenticidad , lo cual supone a despecho de lo establecido no dejarse avasallar por aquél, no prestar obediencia a sus varios y variados fueros. Ella ha vivido para crecer. Su corazón, arma de fuego, ha traspasado limpiamente los carapazónes de la fijeza, la rendición o el acatamiento. Vivir intensamente es perdurar, mas sólo perdura lo voluble, lo irreductible, lo desmesurado. Suyas podrían ser estas palabras de la inmortal escritora brasileña Clarice Lispector: "No quiero la terrible limitación del que vive tan sólo de aquello capaz de tener sentido".
De igual manera su poesía no ha sido ajena, en ninguno de sus versos, a tan hermoso destino. Vida y obra han crecido trenzadas, coyuntadas por la firme y fecunda pasión de existir, de perdurar. La obra de Clementina Suárez es, por eso, uno de los testimonios más genuinos y ejemplares que se puede encontrar dentro de la tradición literaria de Honduras. Desconocer su nombre, por mucho efusivo de macho cabrío que abunde en un ambiente como el nuestro, sería como privar a nuestras letras y, por qué no decirlo, a un período significativo de la actual formación cultural hondureña, de una voz, de una actitud con caracteres fundacionales. Vida y obra se erigen, por tanto, en hitos precursores de una forma de hacer, de una manera de ser iconoclastas, eclosivas, sin duda necesarias para potenciar todo proceso de transformación material y espiritual


Paredes, Rigoberto; Armijo,Roberto (1990) Antología Poesía Contemporánea de Centroamérica
Andino, A (2010) Apreciación Literaria; UNITEC, Honduras


La autora según Miguel Morazán

Clementina Suárez


«He soñado tánto, que a veces he querido
soplar sobre esos sueños y hacerlos florecer,
fundirme en sus fragancias, perderme entre su olvido
y diluirme entre las ondas de un suave atardecer» 
Clementina Suárez era una mujer blanca, de estatura regular, de voz quebrada, descriptible entre grito y llanto. Afamada en su mundo por sus manos y sus piernas, era conocida como una de las grandes mecenas de América.
Era gran amiga de mi suegra, Roseva Zúniga Rosa, quien la describe como una mujer amena y cariñosa, sumamente inteligente. A pesar de su simpatía, defendía sus puntos de vista como una fiera. Ella nació para amar, pero además era muy afortunada, la gente la agasajaba. Clementina tenía una enorme capacidad de adaptación pues ella siempre se acoplaba a todos los grupos sin importar la diferencia de edades. Era una mujer más fea que bonita pero con un atractivo como pocas para lograr que tantos pintores la dibujaran.
Tuve la suerte de departir con ella en diversas ocasiones y de levantar apenas el primer velo de lo que fue una vida excitante y única. Siempre charlábamos sobre mi abuelo, el profesor Miguel Morazán, otro gran y ejemplar hondureño que por una u otra razón también emigró para ensanchar sus horizontes.

Hija del hogar formado por Luis Suárez Araya y la gran terrateniente, Amelia Zelaya, era una de las cinco hijas del matrimonio junto a Lola, María Luisa, Rosa y Graciela. Nacida en Juticalpa, se crió en un ambiente eminentemente burgués y señorial, en casa feudal con amplias salas y corredores asentada en fértil valle. Era una casa de latifundistas regidores de la sociedad y la cultura de su tiempo, algo que a ella le chocaba pues no le gustaba el señorío ni el hábito severo; odiaba el gesto desdeñoso y el tratamiento de ama. 
«No, no, no
Este no es mi mar
ni éstos son mis ojos.
En estas aguas los niños están muertos
y los vientres de madres comidos de gusanos». 
Y es que desde niña ella era diferente a los demás incluyendo a sus hermanas, pues se interesaba en cosas que ellas no podían compartir. Las estrellas y la naturaleza misma cobraban un significado hondo y especial que los demás no podían apreciar, pues se había creado un mundo interior, un mundo de sueños fantástico donde sólo tenía cabida su imaginación. La plática adulta le resultaba más interesante y le enseñaba más que la infantil; por lo tanto se fue criando y viviendo como aislada, diferente, sin comunicación. Por eso decidió escaparse del fértil valle natal, y cantar libremente.
«Es crimen hablar de estrellas
cuando hay que limar cadenas» 
Todavía muy joven, en su primer viaje se fue a México, donde se relacionó con lo más evolucionado en el mundo intelectual, pudiendo colarse con los literatos españoles que emigraban después de la Guerra Civil de su país. 
Su interés por el mundo de los escritores, le hizo penetrar en el mundo maravilloso de la pintura, con el cual ya tenía un nexo interior. Se hizo amiga de Diego Rivera, quien le pintó un retrato. 
Tuvo el estímulo del gran escritor Miguel Angel Asturias, coincidiendo también con Pablo de Ludar, personajes decisivos en su vida pues le prestaron todo su apoyo y estímulo  para que floreciera en su poesía. 
Tenía un dominio total en el verso y la prosa, y daba rienda suelta a su imaginación y a sus sueños por medio de la pluma. Luchaba contra el convencionalismo social por considerarlo arcaico, insolvente y mediocre según lo que narraba Medardo Mejía. Definía la poesía como su única auténtica expresión, para revelarse y dar limpio testimonio de la época en la cual vivía; para tener su mundo interior que era su mayor fortaleza. 
No era un poeta más, y como se expresaba Augusto C. Coello «un poeta verdadero y hondo, con la hondura y la verdad que dan siempre el dolor y la emoción». Su «Corazón Sangrante» y “Creciendo en la Hierba” la colocaron entre los grandes de su tiempo y la hicieron trascender los umbrales de la inmortalidad. Según Julián López Pineda era «la presencia de un gran poeta en el alma de la mujer hondureña». 
Fue una enamorada del amor, y lo continuó siendo hasta su muerte. Amó profundamente, pero no amaba a la persona en sí, a sus amores los fue dejando a un lado de su vida. 
Respecto a la mujer opinaba con firmeza: «no tengo ningún temor a la muerte; quiero vivirla más porque mi vida no es inoficiosa. Cada día que se prolonga mi vida, realizo nuevas cosas. Exactamente lo que he hecho hasta hoy, si volviera a nacer, repetiría la vida exactamente como la he vivido». 
« Vida que brotaste de un milagro divino
que supiste del beso de la inmensidad
quiero como tantos cumplir con mi destino
Y saciar mis anhelos y calmar mi ansiedad». 
Jesús Castro la describía con «la franca desnudez de la luna que sumerge su blancura casta en el temblor alucinado de los lagos, como un anhelo de lustración». Y fue eso precisamente lo que captaron los grandes poetas y literatos de su época, y los grandes maestros que retrataron su personalidad en las distintas etapas de su viajar interminable. Era como dice Quino Caso «la embajadora de la poesía pues adonde llega, a la hora que llegue, y como quiera que llegue, lleva consigo las credenciales de la poesía, para hacerse presente y mostrar sus espirituales y sensoriales poderes». 
Su colección de retratos incluyen a famosos de Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, México, Honduras, Cuba, Paraguay, España, Estados Unidos, Italia, Francia, Argentina y Chile. La mayoría de estos cuadros podrá ser admirado por los hondureños muy pronto en la galería de arte que llevará su nombre y que está por finalizar gracias al esfuerzo decidido y que en su memoria, ha desarrollado el Club Rotario Tegucigalpa Sur. La primera piedra de este edificio la colocó la misma Clementina junto a sus hijas del alma, Silvia Rosa y Alba Rosa. 
Esta iniciativa nació de la relación médico-paciente de Clementina con el doctor Plutarco Castellanos, socio de este club Rotario. En una de sus tantas pláticas ella le comentó que donaría sus cuadros a una institución que se interesase en construir una galería de arte que llevara su nombre; más de cien lienzos que distintos pintores del mundo le habían dedicado a esta musa. 
El proyecto fue abrazado inmediatamente por el club. Su sobrino, Angelo Bottazzi Suárez, entonces Presidente, compró el terreno e inició las rifas tradicionales para consecución de fondos (desde un principio bajo la gran promesa que esos fondos serían destinados para esta galería) y el Arquitecto Fernando Martínez, gran amigo y quien siempre apoya las actividades Rotarias, donó los planos del edificio para rendirle en su nombre, un pequeño homenaje a la gran poeta.  
Los siguientes Presidentes, Juan Angel Arias y Plutarco Castellanos, unieron fuerzas para conseguir fondos y así respaldar el contrato firmado con Consultecnia por parte de Enrique Paredes, y construyeron la parte estructural. Felipe Antonio Peraza, también parte de la familia de Clementina, reforzó la acción de consecución de fondos mediante las Ferias Internacionales de la Amistad y el Deporte, quien junto a Guillermo López y Mario Nájera construyeron el tercer piso y la terraza. El edificio hoy está por concluirse gracias al respaldo del crédito personal del actual Presidente, Elías Lizardo Macías. 
Clementina nos fue arrancada de la vida en 1991, honrando su palabra y dejando a nuestro club su colección de retratos. Se llegó a un acuerdo entre sus hijas Silvia Rosa y Alba Rosa y el Club Rotario Tegucigalpa Sur, representado en mi persona, para que sus restos fuesen sepultados en Tegucigalpa para que ella estuviera siempre cerca de su galería: su gran sueño, su gran anhelo, su gran pasión. 
En el segundo piso funcionará la Galería de Arte Clementina Suárez, como un legado a los habitantes de Tegucigalpa, y que además fomentará la cultura en general y en especial las artes plásticas. El espíritu de Clementina se perpetuará en el ámbito artístico dentro del cual ella siempre vivió. El día de su cumpleaños, y el día de su muerte, debe ser el punto de reunión para honrar la memoria imperecedera y el inmenso talento de un ser que luchó por el arte, la cultura de Honduras y América, siempre respaldada por su profundo amor a su patria. 
Su vide fue un reflejo fiel de sus poesía:

“Mi vida era un claro y encantador remanso,
donde la luna pálida tomaba su descanso.
Mi vida era tranquila como el árbol del camino
que busca en el claro cielo la luz de su destino.
Mi vida era a manera de arroyo canturriante
que va por entre malezas alegre y delirante.
Sobre sus aguas claras, risueñas y sencillas
caían suavemente las hojas amarillas”.

Morazán, Miguel (2004) Clementina Suarez extraído el 3 de diciembre, 2010 de http://www.rotarytegucigalpasur.org/el_edificio.htm
Andino, A. (2010) Apreciación Literaria; UNITEC, Honduras